Por qué fomentar la bici en la ciudad
La bicicleta, que durante años significó el medio de transporte utilizado por todo tipo de personas: desde los más pequeños a los mayores, fue opacado en la ciudad con la llegada del auto.
Las ciudades comenzaron a crecer y la movilidad se convierte en un problema: tráfico, ruido, atascos, contaminación. Pero lo antiguo era pedalear y lo moderno, ir en coche. Así que la bici se convirtió un vehículo minoritario, propio de los que no tenían recursos económicos, de aquellos que estaban especialmente sensibilizados con el medio ambiente o de los que tenían una determinada forma de ver la política.
Sin embargo, esta visión ha sufrido una transformación radical en los últimos años y de forma similar en lugares distintos del mundo. La bicicleta se impone como la solución de movilidad que necesitan nuestras ciudades. Frente a otros medios de transporte, las externalidades positivas del uso de la bici afectan tanto a título individual como colectivo. Es la herramienta de cambio para una sociedad mejor.
Persona sana y sociedad sana
La persona que incorpore la bici como medio de transporte habitual, comenzará a beneficiarse muy pronto de una mejora en la salud física -en cuanto a musculatura, riego sanguíneo y articulaciones. Se reduce el riesgo de infarto, se fortalece la zona lumbar y se previene la aparición de hernias discales. Pero también en la salud mental, que es muy importante: el cerebro se oxigena más y permite pensar con más facilidad. Hace unos meses fue noticia un estudio que demostraba que los niños que iban al cole en bicicleta sacaban mejores notas que los demás. Y también está comprobado que los que montan en bicicleta regularmente sufren menos enfermedades psicológicas y depresiones gracias a las endorfinas, también llamadas hormonas de la felicidad. Montar en bicicleta es uno de los mejores antidepresivos naturales que existen.
Cuando hablamos de sociedad sana, nos referimos a una sociedad que respira aire limpio, libre la contaminación muy frecuente en las grandes ciudades. Y esto que antes parecía ser una preocupación exclusiva del colectivo defensor del medioambiente, se ha convertido en un problema real, que afecta a las 450.000 personas que mueren al año en Europa de forma prematura por contaminación, y que también es perseguido por la Unión Europea, capaz de multar económicamente a nuestros ayuntamientos.
Un ahorro para tu bolsillo y para el erario
Desde el prisma económico, la bicicleta siempre ha sido el mejor medio de transporte, después del caminar. Tanto su inversión inicial como mantenimiento son infinitamente menores al del resto de medios privados y no requiere de combustible ni seguro. Por eso, puede ser el mejor puente para una persona con escasos recursos y un puesto de trabajo a media distancia, pero al mismo tiempo, el medio de transporte elegido por el que prefiere ahorrar los gastos mencionados y destinarlos a otras inversiones: viajar, formación o la beneficencia.
A nivel colectivo, promover la bicicleta –facilitando el acceso a través de la bicicleta pública o su seguridad a través de carriles bici y campañas de educación vial- supone un ahorro en el gasto público por enfermedades cardiorrespiratorias como consecuencia de la mala calidad del aire, o cardiovasculares – por el tabaquismo, el abuso de alcohol, el sedentarismo o las dietas desequilibradas. Más medicina preventiva y menos reactiva. O dicho de otro modo, fomentar hábitos de vida saludable resulta mucho menos costoso que recuperar la salud cuando ya se ha perdido. Hace tiempo leí un cartel que decía: “El sistema económico no promueve el uso de las bicis porque las bicis pueden cambiar al sistema económico”.
No es un tema de clases sociales ni de preferencias políticas
La bici no entiende de clases sociales sino que acepta a todos por igual. No llega antes el que más dinero tiene sino el que se encuentra en mejor forma. En este sentido, podríamos decir que es el medio de transporte más democrático.
Tampoco entiende de preferencias políticas, no es de izquierdas ni de derechas, aunque algunos se quieran hacer abanderados de ella, utilizándola como arma política. Pero sin embargo, la bici es política, porque con el fomento de la bicicleta como medio de transporte, hacemos de nuestras ciudades mejores lugares para vivir: más silenciosas y mucho más seguras.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos?
Para que cualquier ciudad se empiece a mover en bicicleta sólo hace falta que tú vayas en bici. Y que animes a otros a que también lo descubran. Porque las cuestas se pueden evitar eligiendo otro trayecto o con una bici eléctrica. Porque el tráfico no es tan agresivo como parece, que la mayoría de los que conducen un coche respetan al que va en bici, siempre y cuando éste se haga ver –llevando siempre luces y señalando los movimientos-.
Aprovecha todo lo que te aporta este medio de transporte. Lo de la bici está comprobado: el que lo prueba, repite. Pruébalo y luego nos cuentas. Tu ejemplo seguro que ayuda a otros. ¡Muchas gracias por ir en bici!
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