Una de las más interesantes de la ciudad para disfrutarse a pie

Uno de los sectores más antiguos de Monterrey, que data del siglo XVIII, y que está próximo al centro de la ciudad. Aquí se ubican viejas casonas, construidas en su mayoría de sillar, y algunas de sus calles importantes se encuentran empedradas. Actualmente ubicado a un lado del Palacio de Gobierno y la Macroplaza, originalmente abarcaba un mayor espacio que iba desde el río Santa Catarina hasta la calle 5 de mayo, de sur a norte y, de la calle Mina a la calle del Roble (hoy Avenida Benito Juárez), de oriente a poniente.

Es considerado el corazón de la ciudad. En esa área se ubican las diferentes edificaciones que han sido sedes del poder regional desde que existió el Nuevo Reino de León (1582-1821) durante la época del Virreinato de la Nueva España y, desde el México independiente hasta la actualidad, como centro de la capital del territorio estatal llamado Nuevo León.

Siglos XVI y XVII – “Fundación, Ganaderos y el naciente Nuevo Reino de León”

Tras la definitiva y tercera fundación de “la Ciudad Metropolitana de Nuestra señora de Monterrey” por el malagueño Don Diego de Montemayor el 20 de septiembre de 1596, se empezaron las labores de construcción de las primeras casas, sin embargo a marcha lenta. Hasta la fecha no se ha podido definir con exactitud en dónde estuvieron los primeros asentamientos españoles, pues las casas estaban hechas de ladrillos de adobe (mezcla de tierra, paja y piedra comprimida, puesta a secar), siendo éste un material perecedero. Las primeras décadas del establecimiento del primer casco urbano se caracterizaron por tener ciertos reveses por los frecuentes ataques de los diferentes nativos de la zona y los diferentes embates climáticos.

Durante el siglo XVII se siguió usando el adobe como elemento base para la construcción, de hecho se continuó usado hasta entrado el siglo pasado en todo el noreste del actual México. Las calles de Monterrey fueron organizadas en un plano de cuadras o retículas, es decir que se organizaran en cuadrantes con la Plaza Mayor como eje central, según la planificación de las ciudades en toda la América española, de tendencia renacentista, de acuerdo a las llamadas Ordenanzas de Felipe II firmadas el año de 1576.

Sin embargo el avance del casco urbano durante la primera mitad del siglo XVII sufrió un retroceso debido a que la ciudad pasó por su primer desastre natural; la inundación de sus calles por el desborde de los Ojos de Santa Lucía (en ese entonces existente) el año de 1612. Tras el desastre se decidió mover la Plaza Mayor de su posición a un poco más al sur, donde actualmente se ubica la Plaza Zaragoza. Un testimonio que hace mención de la situación durante la inundación es la escrita por el cronista, aventurero y militar Capitán Alonso de León, quien había estado en el Nuevo Reino de León desde que Diego Montemayor aún era el gobernador en 1609. Tres años después cuando desde hacía poco era gobernador Diego de Rodríguez, Alonso de León testigo de la inundación de la ciudad, escribió:

“En el año primero de su gobierno, que es en el que vamos, hubo una avenida en el canal del ojo de agua, que derribó la mitad de las casas de la ciudad; con que resolvió el justicia mayor pasar a la parte del Sur, por ser más alta que la del norte. Y así lo hizo con los cuerpos del Gobernador y su hijo, que trasladaron al convento nuevo.”
Crónicas del Capitán Alonso de León, siglo XVII, Inundación de Monterrey de 1612

Siglos XVIII y XIX – “Iglesia, Ciudad embellecida e Independencia”

El siglo XVIII fue un periodo de cambios sociales, intelectuales y culturales que también cambiaron el aspecto urbano de las ciudades en Europa y en sus extensiones de ultramar, lo que significó que en Nueva España, Monterrey cambió a lo largo del siglo de la Ilustración. La ciudad logró una notable expansión desde la segunda mitad del mil setecientos. Las calles aún eran de tierra con pequeñas banquetas de piedra, con ventanales tan altos como las puertas, éstas hechas de madera. Algunas entradas se decoraron con columnas falsas y en algunos casos se usaron arcos corridos, especialmente en patios interiores y, aquellas casas que tenían un segundo piso tenían balconcillos. La corriente artística dominante era el barroco, proveniente del sur del Virreinato y a su vez de España. Un ejemplo conservado se expresa en la fachada de la actual Catedral de Monterrey, de principios del siglo XVIII. La renovación y conversión de la antigua Iglesia Mayor en la Catedral de Monterrey se decidió en una junta del Ayuntamiento del año 1705. Esto se debió a que, junto a la construcción del Palacio de El Obispado a finales del mismo siglo, en Monterrey se reafirmó así la independencia religiosa de la Arquidiócesis de Guadalajara.

Siglo XX – “Porfiriato, Revolución y Olvido”

Debido a los cambios propiciados en la época del Porfiriato (1876-1911), México pasó por un proceso de industrialización. Nuevo León tuvo un notable crecimiento, especialmente durante la última década del siglo XIX, cuando en el cargo de gobernador del Estado estaba Bernardo Reyes. Su gobierno se caracterizó por haber sido un periodo de progreso industrial para la ciudad. En el Barrio Antiguo (que hasta entonces cubría mayor superficie) se empezó en 1895 por orden de Bernardo Reyes la construcción del nuevo Palacio de Gobierno, terminado en 1908, el cual actualmente continúa siendo la sede del poder estatal oficial, compartiendo espacio con el Museo del Palacio. Dicho palacio es un ejemplo de clásica “arquitectura porfiriana”, influida por la arquitectura neoclásica al modo francés, predominante en muchas partes del Mundo esa época. Fue en esa época cuando se instaló el alumbrado eléctrico público (de esos años provienen las icónicas farolas del Barrio Antiguo) y además, se empedraron las calles por primera vez.

El Barrio Antiguo desde el inicio del siglo XX sufrió un paulatino declive económico, pues la industria se instaló en otras zonas periféricas de la ciudad. Fueron los años en que se construyeron la Estación de Ferrocarriles del Norte, la productora Cervecería Cuauhtémoc y la Industria de Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey. El Barrio Antiguo poco a poco se vio despoblado, pero no perdió cierta preeminencia, pues se continuaron construyendo muchas casas de estilo porfiriano y de otros estilos arquitectónicos hasta mediados de siglo.

Sin duda alguna el Barrio Antiguo siempre será un lugar emblemático y representativo de la ciudad, un sector que aún seguiremos preservando con el paso de los años para sentirnos orgullosos de nuestra historia. Conoce Inner; un desarrollo vertical de departamentos que seguirá conservando lo importante del Barrio Antiguo, fachada, punto de reunión, tradiciones, etc.

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